sábado, 18 de junio de 2011

MÁRTIRES ES SEMILLA. SEMILLA.


“Las cosas pasan en un minuto”, me dijo un compañero. Sentí un profundo escozor alimentado por el sentido de esa frase. Mártires López había muerto el martes 14 de junio, producto de un fatal accidente en la ruta 90, a la altura de la localidad de General San Martín de Chaco.

Luchó por su vida durante varias horas en el Hospital Perrando, pero las lesiones en su cabeza eran severas y no alcanzaba con su fuerte corazón para que Mártires siguiera entre nosotros. El pasado domingo iba sólo en su moto a encontrarse con la inesperada tragedia, cargando el mismo morral con el que caminó hacia el Impenetrable poco tiempo atrás, recorriendo la esperanza de tantos miles de mujeres, jóvenes y hombres originarios.



Era hijo de una lucha profunda y milenaria: “Queremos recuperar nuestro pedazo de tierra chaqueña”, decía. Con ahínco y firmeza trabajó para aquella larga marcha que protagonizaron miles de originarios Quom, quienes viniendo a pie desde Pampa del Indio irrumpieron en la plaza principal de Resistencia, escupiéndole en la cara al Gobierno Nacional de Néstor Kirchner y del gobernador Nikisch, una verdad ineludible e irrefutable. Enarbolando las banderas de Tierra, salud, alimento, educación y herramientas para producir, arribaron a la Plaza frente a Casa de gobierno en aquel junio de 2006. Luego vino la marcha a Resistencia en el 2009. Nada volvió a ser igual, los invisibles dejaban de serlo. Entonces, ya ejercían el gobierno Cristina Fernández y Jorge Capitanich y los problemas seguían siendo los mismos.




Mártires era el presidente de la Unión Campesina de Chaco, organización que reúne a campesinos pobres y que nació a partir de importantes y sacrificadas luchas; desde allí empezó a realizarse una experiencia que demuestra en la práctica que es posible otro modelo de producción y que alumbró otros procesos como en Corrientes (la conformación de la Unión Campesina) y al norte de la provincia de Entre Ríos con Aprocener.


Mártires fue un revolucionario que enseñó con su ejemplo, habló con su silencio y anduvo sembrando y cosechando entre los capullos de algodón mientras construía esa voz que hoy denuncia fuerte y claro acerca del hambre y la miseria que sufren los pueblos originarios en nuestro país, despojados de sus tierras, sin puestos sanitarios en las comunidades, sin luz, sin agua, sin lo básico e indispensable para que los niños crezcan y no se nos mueran de causas completamente evitables. Esa voz que se opone a la extranjerización de la tierra, esa voz que le reclama a Capitanich que la tierra debe ser de los campesinos pobres del Chaco, del pueblo chaqueño y no de los amigos del Poder; esa voz que quiere hablar con las palabras originarias de la tierra y que merece respeto, esa voz que desnuda el doble discurso del gobierno porque en su “proyecto nacional y popular” no hay lugar para las comunidades originarias sino es a través del clientelismo político o la represión y la muerte. Esta voz grita porque muchos, como Mártires López han puesto la garganta, y se me va un poco la bronca y este dolor por su pérdida cuando pienso que serán cada vez más los que lo hagan.


El 16 de mayo pasado comenzaron a caminar hacia el Impenetrable chaqueño distintas organizaciones sociales acompañando la denuncia de las comunidades originarias por los numerosos casos de desnutrición, la desidia sanitaria y la falta de educación, de tierra y herramientas para producir. Los hermanos Quom fueron al encuentro de los hermanos Wichis y se instalaron en Juan José Castelli en un acampe que duró 20 días. Desde allí conmemoraron el 25 de Mayo empuñando la bandera argentina y allí se organizaron para llevar su reclamo a Resistencia. El 6 de junio concluyeron como verdaderos patriotas de la tierra la denominada Marcha al Impenetrable: Para dar Vuelta el Viento.


A Mártires lo enterraron bajo el ombú de su casa. Desde que se supo la noticia de su partida, cientos de compañeros y hermanos originarios hicieron lo imposible por llegar a despedirlo. Una multitud fue con banderas y coronas a pedirle a Capitanich que les facilite colectivos para llegar hasta la casita de Mártires en Pampa del Indio. Así fue que lograron llegar a despedirlo. Hoy por la mañana lo enterraron su familia y sus compañeros debajo de ese ombú como quien sigue sembrando para que florezca un país no de vecinos, sino de hermanos, un país criollo y originario. “Surgen nuevas organizaciones, van prendiendo estas semillas y las plantas tienen que crecer”, dijo casi finalizando su intervención en el acto patriótico y popular del 25 de mayo en el Impenetrable. Y así va a ser; crecerán alimentadas por la sangre, la lucha y los sueños de Mártires.




Publicado por Río Bravo el 16 de junio de 2011

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