Hoy Silvia es madre y cuando escuchas sus palabras te das cuenta de que es una mujer que tiene fortaleza.
Hoy Isabel se siente fuerte para recordar lo que vivieron allá por noviembre del `72. Le costó encontrar una poesía que escribieron para Pina, como le decían a la maestra que le salvó la vida. Muchas veces intentó pero no pudo entrar a la Escuela nº 37 de Isidro Casanova. Pero un día le tocó votar allí y recorrió sus aulas, pasillos. Tal vez se encontró de algún modo con Pina.
La Escuela nº 37 lleva el nombre de Josefina Anceschi.
La maestra que dio su vida para salvar a sus alumnos . Se arrojó al agua y se ahogó.
La Escuela nº 37 está ubicada en un barrio de casas bajas de Isidro Casanova. En el 450 de la calle Larraya, entre Andalgalá y Settino.
Estremece oir a Isabel decir- Me salvó la vida. Estoy viva por ella. Vivo con el dolor, me acostumbré a él. Me da miedo el agua cuando me llega a la cabeza.
Estremece oirla. Hasta una lágrima se le cae. Es un domingo casi gris, es 6 de septiembre. Tal vez llueva y tal vez no.
Silvia trajo una foto de Pina. Puede verse una radiante sonrisa. Una mujer llena de vida y alegría. Una maestra de 28 años.
-Era una maestra con vocación, consagrada, interesada por sus alumnos- dice Silvia- hicimos de todo para poder juntar la plata para el viaje. Monedita a monedita. Y viajamos. Se comprometía con los desertores y logró más de una vez que vuelva a clases alguno que desertaba. La Escuela era todo para ella. Sus alumnos eran todo.
El Valle de Calamuchita y su río se quedó con su vida y la de 3 alumnos pero salvó a muchos.
Todo el barrio nos esperó- recuerda Isabel. Fue impresionante el silencio. El dolor.
Tenemos muchas ganas de hacer algo por la Escuela-coiciden las dos- y no sabemos qué. Un homenaje mejor se merece, el nombre de la calle.
Soy maestro y sólo me interesa dar a conocer esta historia que llegó a mis oidos por Charli, un compañero de la Agrupación Azul y Blanca de Suteba. Recorriendo escuelas la conoció y se emocionó tanto como yo.
No puedo escribir más nada. Se me secó la garganta. Me emociona pensar en todos esos compañeros que dedican mucho a sus alumnos.
Me emociona saber que pronto será el día del maestro y muchos se van a acordar de Josefina Anceschi. Pero más van a recordar aquellos que hoy viven y vieron nacer, crecer y ven vivir a sus hijos porque Pina les salvó la vida.
Si estuviera escribiendo con lápiz y papel manchaba con una lágrima la hoja.
¡Feliz día del maestro compañeros!
Hoy Isabel se siente fuerte para recordar lo que vivieron allá por noviembre del `72. Le costó encontrar una poesía que escribieron para Pina, como le decían a la maestra que le salvó la vida. Muchas veces intentó pero no pudo entrar a la Escuela nº 37 de Isidro Casanova. Pero un día le tocó votar allí y recorrió sus aulas, pasillos. Tal vez se encontró de algún modo con Pina.
La Escuela nº 37 lleva el nombre de Josefina Anceschi.
La maestra que dio su vida para salvar a sus alumnos . Se arrojó al agua y se ahogó.
La Escuela nº 37 está ubicada en un barrio de casas bajas de Isidro Casanova. En el 450 de la calle Larraya, entre Andalgalá y Settino.
Estremece oir a Isabel decir- Me salvó la vida. Estoy viva por ella. Vivo con el dolor, me acostumbré a él. Me da miedo el agua cuando me llega a la cabeza.
Estremece oirla. Hasta una lágrima se le cae. Es un domingo casi gris, es 6 de septiembre. Tal vez llueva y tal vez no.
Silvia trajo una foto de Pina. Puede verse una radiante sonrisa. Una mujer llena de vida y alegría. Una maestra de 28 años.
-Era una maestra con vocación, consagrada, interesada por sus alumnos- dice Silvia- hicimos de todo para poder juntar la plata para el viaje. Monedita a monedita. Y viajamos. Se comprometía con los desertores y logró más de una vez que vuelva a clases alguno que desertaba. La Escuela era todo para ella. Sus alumnos eran todo.
El Valle de Calamuchita y su río se quedó con su vida y la de 3 alumnos pero salvó a muchos.
Todo el barrio nos esperó- recuerda Isabel. Fue impresionante el silencio. El dolor.
Tenemos muchas ganas de hacer algo por la Escuela-coiciden las dos- y no sabemos qué. Un homenaje mejor se merece, el nombre de la calle.
Soy maestro y sólo me interesa dar a conocer esta historia que llegó a mis oidos por Charli, un compañero de la Agrupación Azul y Blanca de Suteba. Recorriendo escuelas la conoció y se emocionó tanto como yo.
No puedo escribir más nada. Se me secó la garganta. Me emociona pensar en todos esos compañeros que dedican mucho a sus alumnos.
Me emociona saber que pronto será el día del maestro y muchos se van a acordar de Josefina Anceschi. Pero más van a recordar aquellos que hoy viven y vieron nacer, crecer y ven vivir a sus hijos porque Pina les salvó la vida.
Si estuviera escribiendo con lápiz y papel manchaba con una lágrima la hoja.
¡Feliz día del maestro compañeros!
NOTA PULICADA EN L DIARIO N.C.O DE LA MATANZA.
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